No espero que entiendan
que en el cruce de sus piernas
se dibuja lenta una espiral
que no parece tener final.
Y que en ella me pierdo
buscando un infierno
que me quema la ropa
al momento que provocan
sus ojos vestidos de fuego.
Ahora que ya se ha ido
el «ya te dije» es repetido
pero eso no me importa
pues aun corre por mi aorta
el recuerdo de lo ardido.
Y encontraré en otras camas
la repetición de las llamas
hasta que revienten el espejo
donde me susurra su reflejo.
Y encontraré un final
en el que haya otra espiral
en la que seamos sólo dos
perdidos en el mismo amor